Anécdota: existe una edición maldita de su disco que sólo se podía escuchar en ordenadores. Un joya de la bizarrez que iba regalando a amigos y familiares. Hoy debe valer cientos de euros.
El disco está correcto, se escucha bien, no ha envejecido nada mal. ¿Qué habrá sido de Rúdiguer, que llegó a remezclar a la todopoderosa Fangoria? En cualquier caso, olé por él.
Aquí tenemos uno de sus últimos y sublimes trabajos.